La frenada autónoma de emergencia, obligatoria en todos los coches a partir de 2020
El acuerdo firmado por 40 países afectará a todos los coches nuevos a partir del año 2020, que deberán equipar el sistema de frenada autónoma de emergencia denominado AEB. Este sistema permite a los vehículos frenar de manera autónoma hasta velocidades de 60 kilómetros por hora en caso de un posible atropello o colisión con otro vehículo.
Se trata de uno de los múltiples avances en el ámbito de la seguridad para la automoción, y su objetivo es reducir la cifra de accidentes y por consecuencia de víctimas en vías urbanas. Según datos de la Comisión Europea, esta medida podría salvar hasta 1.000 vidas al año. En España, la cifra de víctimas mortales en vías urbanas fue de 509, de los cuales 351 fueron peatones atropellados.
La aplicación de esta medida comenzará en el año 2020, pero no será obligatoria su implantación hasta dos años más tarde. Pese a ello, aquellos vehículos que no adopten el sistema no podrán obtener las cinco estrellas de Euro NCAP.
El sistema de frenada autónoma AEB funciona mediante cámaras y radares situados en la parte frontal del vehículo, normalmente en el parabrisas y junto al retrovisor interior y el sensor de lluvia, con sensores en la parrilla del coche. A través de esto, serán capaces de reconocer los objetos que se sitúen delante y, en caso de que se de un posible caso de colisión, el vehículo frenará con la máxima potencia de manera autónoma.
Este sistema suele equiparse para funcionar a bajar velocidades, en torno a 30 km/h, y cuando los objetos, vehículos o peatones se sitúan a una distancia reducida de unos 10 metros. Serán obligatorios estos sistemas a velocidades inferiores a 60 km/h, con el objetivo de poder frenar instantáneamente el vehículo. A velocidades superiores, este freno de emergencia no sería tan efectivo, por lo que está diseñado, ante todo, para la seguridad urbana. De manera automática, este sistema aplica la máxima potencia de frenada sin que el conductor lo accione, algo necesario ya que, en cuestión de décimas de seguido, puede cambiar el resultado de un accidente.