26 abril, 2019

¿Cuánto cuesta un coche del Campeonato del Mundo de Rallyes?

Un coche del WRC puede multiplicar el precio de su modelo de serie… ¡60 veces!

Cuando grandes pilotos como Dani Sordo o Sebastien Loeb pilotan sus vehículos a altas velocidades por terrenos irregulares, lo hacen representando a marcas y modelos de serie. Vemos modelos como el Citröen C3, el Hyundai i20 Coupé, el Toyota Yaris o el Ford Fiesta. El precio medio de estos utilitarios de serie ronda los 15.000 euros, ya que suelen ser de los modelos más básicos de sus marcas. En cambio, después de adaptarlo al campeonato mundial de rallies, su precio se encuentra en una franja de entre 600.000 y 900.000 euros. Esto quiere decir que su valor se multiplica por 50 o 60 veces. Todo ello, además, sin contar con el mantenimiento posterior y el recambio de las piezas.

¿Por qué un coche de rally es tan caro?

En resumen, se debe al coste de sus componentes. Del modelo de serie mantienen la silueta y apariencia general, pero los materiales son sustituidos por otros de alta competición. Solo el motor cuesta unos 200.000 euros, casi cuatro veces más que el precio inicial de un Porsche Cayman, o doce veces más que lo que cuesta el propio modelo de serie. La estructura del coche modificada sale por alrededor de 50.000 euros. El chasis, de materiales más ligeros y resistentes, alcanza los 120.000 euros. El kit aerodinámico, esencial en un coche de competición, 30.000 euros. La electrónica, cada vez más importante para la telemetría, el análisis de datos y la seguridad, ronda los 70.000 euros. La transmisión y el eje de la transmisión son otros 80.000 euros, y los frenos cerca de 16.000 euros. Otros componentes más baratos son los neumáticos y las llantas, a 5.000 euros el juego. El equipamiento interior, básico en seguridad, se sitúa en torno a 14.000 euros.

A todo ello habría que sumarle después el precio de la mano de obra para construir estas bestias de la ingeniería, que en total pueden superar los 100.000 euros.