Diez hábitos que pueden dañar tu coche

Corregir los malos hábitos al volante y hacer un uso correcto del coche evitará desgastes prematuros en muchos componentes.

Estos son algunos de los hábitos nocivos que pueden provocar averías en nuestro coche a largo plazo:

Revolucionar el motor en frío

El aceite es el fluido encargado de lubricar las partes internas móviles del motor, y la capacidad de lubricación del mismo depende directamente de su temperatura. Será fundamental esperar hasta que este alcance la temperatura de servicio antes de subirlo de revoluciones para evitar desgastes prematuros y alargar la vida de los distintos componentes del motor.

No respetar los tiempos de enfriamiento del turbo

Los motores turboalimentados requieren de unos cuidados básicos especiales, y este es uno de ellos. Al llegar a nuestro destino, debemos esperar uno o dos minutos antes de apagar el motor: de este modo, dejaremos que el aceite fluya por el turbo, refrigerándolo para reducir las altas temperaturas que este alcanza en la marcha. De este modo alargaremos la vida útil de una pieza cuya avería puede resultar muy costosa.

Ignorar los plazos de mantenimiento del coche

Respetar los periodos de mantenimiento resulta fundamental para alargar la vida útil del motor. Se deberán realizar los cambios de aceite y filtros cuando el fabricante lo indique, ya que con el paso del tiempo y de los kilómetros perderá sus propiedades y, por lo tanto, su poder de lubricación. También habrá que tener en cuenta los periodos marcados para el resto de fluidos, como el aceite de la transmisión, el líquido de frenos o el anticongelante.

Conducir a bajas revoluciones

Conducir en marchas largas puede ayudar a reducir el consumo de combustible, pero llevar el motor en un régimen muy bajo de vueltas puede resultar perjudicial a largo plazo. Esto debe tenerse en cuenta especialmente en los vehículos equipados con filtro antipartículas, ya que este sistema necesita una alta temperatura para regenerarse, la cual se alcanzará al conducir en un régimen más alto de vueltas.

Hacer un mal uso del embrague

El embrague puede ser otra de las averías más costosas de un coche, por lo que alargar su vida útil puede ser un gran ahorro. En una conducción normal, el embrague únicamente se debe pisar en el momento de cambiar de marcha; por ello, debemos evitar mantenerlo pisado cuando estamos en un semáforo o reposar el pie sobre el mismo durante la marcha. Conocer el punto de embrague y pisarlo a fondo en cada cambio de marcha evitará también desgastes prematuros por hacer un mal uso del mismo.

Apoyar la mano en la palanca del cambio

Este es quizá el hábito más común entre los conductores. Utilizar la palanca del cambio a modo de “reposamanos” provocará desgastes prematuros en los distintos elementos que componen la transmisión. Este desgaste se traducirá en incómodas holguras a largo plazo provocadas por los daños que provoca este sobreesfuerzo en los sincronizadores y rodamientos.

Ignorar las señales de aviso del coche

Las averías casi siempre se traducen en señales que nos envía el coche. Estas señales pueden manifestarse más directamente, con luces en el cuadro; o de manera más indirecta, con un mal funcionamiento o con ruidos inusuales. Será fundamental revisar el coche lo antes posible cuando alguna de estas señales se manifieste para evitar averías mayores.

Mover la dirección con el coche parado

El giro del volante con el coche parado mientras aparcamos puede ocasionar desgastes prematuros de diferentes elementos. Los neumáticos, la suspensión y la cremallera de dirección serán los principales afectados y, pese a que los vehículos con dirección asistida evitarán parte de estos problemas, será conveniente realizar las maniobras con el coche en ligero movimiento.

Abusar de los frenos

Podremos reducir la fatiga a la que están sometidos los frenos mediante el uso del freno motor del coche; de este modo, retrasaremos el desgaste de frenos y discos. Además, es recomendable anticiparse al momento de frenar la marcha, frenando progresivamente en vez de hacerlo de forma brusca. De este modo ahorraremos también en combustible.

Apurar el depósito hasta la reserva

Al retrasar el repostaje hasta los últimos litros de la reserva pondremos en riesgo elementos como la bomba de combustible, ya que esta necesitará realizar un sobreesfuerzo para absorberlo. Además, se favorecerá la aparición de posos en el fondo del depósito que podrían provocar averías en filtros e inyectores.



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