Radares en cascada: qué son y cómo librarse de ellos
Los radares en cascada han alcanzado cierto protagonismo en los últimos días, después de que se empezasen a emplear en Navarra con motivo de la Semana Santa.
Radares fijos, radares móviles, radares veloláser, radares de tramo, los conocidos y temidos Pegasus y, ahora, radares en cascada. Las instituciones siguen luchando por evitar los excesos de velocidad en nuestras carreteras. Las técnicas cada vez son más innovadoras y novedosas, por lo que cada vez es más difícil librarse de una buena multa si nuestra conducción no es del todo correcta.
¿Qué son los radares en cascada?
Los radares en cascada se han empezado a emplear en Navarra. Consisten, básicamente, en la colocación de sucesivos radares en un tramo de dos o tres kilómetros. A propuesta del fiscal de Seguridad Vial de Navarra, después de un radar fijo avisado mediante cartel, una patrulla coloca un segundo radar móvil un kilómetro o dos más adelante. Esta técnica ya se ha empezado a utilizar por la Policía Foral de Navarra en alguna de sus carreteras autonómicas. Se pretende acabar con la creencia popular de que ya no nos encontraremos ninguno hasta que aparezca un nuevo cartel. Por lo general, el pasar por un radar conlleva una posterior aceleración y un exceso de velocidad. Es precisamente con este aumento de velocidad con el que se quiere acabar. Un enemigo más en la lucha para reducir la siniestralidad de nuestras carreteras convencionales.
¿Cómo se puede evitar un radar en cascada?
La única solución para no acabar con una multa es obedecer los límites de velocidad. Con el radar en cascada, sabremos dónde está el primer radar, el avisado por el cartel, pero no sabremos dónde estará el segundo o, incluso, el tercero. Así, se pretende evitar salidas de vía, distracciones y alcances traseros, aumentando la concentración del conductor en la carretera y acabando con la leyenda popular de que, después de un radar, se puede correr libremente.