22 julio, 2019

Steve McQueen, una leyenda de Hollywood que quería ser piloto

“El Rey de lo Cool”, que fue durante años el actor mejor pagado de Hollywood, era un apasionado del motor y recorría el desierto a lomos de su Triumph Métisse

Si el referente de Hollywood para los jóvenes en los años 50 fue el mítico James Dean, en los 60 y 70 lo fue Steve McQueen. The King of Cool era uno de los máximos exponentes del concepto conocido como Bad Boys, aquellas estrellas de la televisión que representaban al antihéroe tanto dentro como fuera de la pantalla.

«Prefiero despertar en medio de la nada que en cualquier ciudad del mundo»

Su vida estuvo marcada por los excesos, las mujeres y, sobre todo, por su amor a los vehículos de motor. Dicen de él que no se sabía a ciencia cierta si era un actor que pilotaba o, por el contrario, era un piloto que actuaba. Lo cierto es que, pese a ser el actor mejor pagado del mundo, su verdadera pasión era pilotar los coches y motos más potentes del momento. El dinero que ganaba actuando, lo gastaba en deportivos de renombre y en recorrer desiertos con su amada Triumph Métisse. Murió en México (1980) con 50 años debido a un cáncer de pulmón, no provocado por su mala vida, sino por inhalar en su juventud asbesto.

«Correr es mi vida. Todo lo de antes y después, puede esperar»

La colección de coches y motos de Steve McQueen

Como apasionado del motor, el actor adquirió decenas de coches y motos con los que recorría sus carreteras favoritas. Su gran amor fue un Porsche 911 S de 1968, que aún conserva su hijo en su estado original. También tuvo un Lotus 11 de 1959, un Porsche Speedster de 1958, un Hudson Wasp, un Ferrari 250 Lusso de 1963, un Siata 208S e, incluso, un exclusivo Jaguar XK-SS de 1957 del que solo se fabricaron 16 unidades. También tuvo un pequeño Mini Cooper S de 1967.

Aunque tuvo numerosas motos y siempre prefirió las Triumph, se le vio con otros modelos destacados como una Honda Elsinore de campo, varias Husqvarna y hasta una Harley-Davidson de 1917.