Los frenos pueden contaminar más que los diésel.

El tráfico de vehículos ha sido por mucho tiempo relacionado con el aumento del riesgo de enfermedades pulmonares y cardíacas. A menudo, las emisiones de gases de escape son las más señaladas, pero las partículas derivadas del desgaste de los neumáticos, la carretera y las pastillas de frenos también afectan la calidad del aire. Un estudio reciente de la Universidad de Southampton en Inglaterra ha concluido que las partículas microscópicas emitidas por los frenos son más dañinas para nuestros pulmones que las partículas provenientes de los gases de escape de los motores diésel.
Los detalles de la investigación
El equipo de científicos, liderado por el Dr. James Parkin, examinó los efectos en la salud pulmonar de las partículas provenientes de cuatro tipos diferentes de pastillas de frenos, cada una con diferentes composiciones químicas. Prestaron especial atención a las partículas más pequeñas, desde PM2,5 hacia abajo, es decir, hasta 30 veces más pequeñas que el diámetro de un cabello humano. Estas partículas pueden pasar por las vías respiratorias superiores y penetrar hasta los alvéolos pulmonares, donde ocurre el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono con la sangre. Los investigadores recolectaron estas partículas con equipos específicos y las expusieron a muestras de células pulmonares para medir sus efectos, desde el estrés oxidativo hasta la muerte celular.
El papel del cobre en la toxicidad de las partículas
Los resultados de la investigación mostraron que de los cuatro tipos de pastillas, las orgánicas sin amianto son las más dañinas en términos de inflamación y otros marcadores de toxicidad, más peligrosas para las células pulmonares humanas en comparación con las partículas de escape de los motores diésel. Las segundas más tóxicas resultaron ser las pastillas de frenos de cerámica. Ambos tipos contienen altas concentraciones de cobre y experimentos posteriores en los que el cobre fue retirado de las pastillas demostraron que las partículas resultantes se volvieron menos tóxicas. Por lo tanto, los científicos concluyen que una reducción en el contenido de cobre en las pastillas de frenos podría atenuar los efectos nocivos de las partículas emitidas por los vehículos.
Los vehículos eléctricos también contaminan
El profesor Matthew Loxam, supervisor del estudio, señala que incluso la transición de vehículos de combustión a vehículos eléctricos no resolverá el problema de las emisiones de partículas: “Las emisiones no provenientes del escape podrían aumentar con el tiempo porque los vehículos eléctricos son más pesados y crean más fricción”. Actualmente, ninguna normativa contra la contaminación prevé la medición de las partículas emitidas durante la frenada. Sin embargo, esto cambiará con la nueva normativa Euro 7, que entrará en vigor para los automóviles a partir del 1 de julio de 2027. El nuevo reglamento establecerá límites para las emisiones de partículas producidas durante la frenada, con límites específicos para los vehículos eléctricos, que tendrán un límite de 3 mg/km, mientras que los híbridos y de combustión no podrán superar los 7 mg/km.