¿Cuál es el mejor aceite para el motor de mi coche?

Es el elemento encargado de lubricar, limpiar y refrigerar el motor, por lo que escoger un aceite de calidad compatible con nuestro motor será determinante.

El aceite del motor es uno de los elementos que se deberá revisar y sustituir con mayor frecuencia, respetando rigurosamente los periodos establecidos por el fabricante. Este fluido tiene una función vital para el motor: no se limita a lubricarlo, sino que también es el encargado de limpiar los residuos internos generados durante la combustión y de mantener a la temperatura correcta las partes internas a las que no llega el refrigerante.

Mientras que el líquido refrigerante es el encargado de controlar la temperatura de la culata y el exterior de los cilindros, el aceite tiene a su cargo el enfriamiento de elementos tan vitales como los pistones o el turbo (en aquellos motores que lo montan). Además, en los vehículos equipados con filtro antipartículas se deberá escoger un aceite específico para motores con este sistema, ya que requieren de aditivos especiales que permitan que el lubricante no pierda propiedades.

Al cumplir con funciones de vital importancia, será imprescindible escoger un aceite de calidad que sea adecuado para el motor. Para saber qué aceite escoger, el primer consejo es simple: utiliza solo el tipo de aceite recomendado por el fabricante, asegurándote de que este cumpla con las especificaciones establecidas en el manual de usuario. Pese a que generalmente son muchos los productos compatibles, será conveniente utilizar aceite de marcas reconocidas.

Una vez identificamos el tipo de aceite requerido, nos encontraremos con un jeroglífico formado por cifras y letras, por ejemplo, 5W30 API SL. A esto se le añaden otras características como la composición química o las temperaturas capaz de alcanzar. A continuación explicaremos las características principales a tener en cuenta a la hora de escoger el aceite para tu coche:

Grado de viscosidad

La viscosidad del aceite marca la capacidad del aceite para fluir por las partes internas del motor, tanto en frío como en caliente. Generalmente, el aceite frío es más viscoso que al calentarse, algo perjudicial para el motor ya que perdería poder de lubricación al alcanzar la temperatura de servicio.

Para evitar que esto ocurra, las marcas incluyen aditivos que provocan que el aceite aumente su viscosidad a medida que aumenta su temperatura. De este modo, fluirá mejor en frío para llegar lo antes posible a todas las partes del motor, y no perderá capacidad de lubricación al calentarse. La viscosidad del aceite viene indicada mediante dos cifras separadas por una W (Winter) en el medio.

Estándares de homologación

Viene marcado por las siglas API o ACEA, generalmente. Estas normativas de homologación determinan el nivel de calidad del lubricante en función de la untuosidad, de la tolerancia a las cenizas y de los puntos de temperatura máximos capaz de alcanzar, entre otros.

Por ejemplo, según el estándar de homologación API (American Petroleum Institute), podremos encontrar en la etiqueta por ejemplo “API SL-CF”. Esta normativa determina el nivel de calidad del aceite mediante la cifra que acompaña a la S. Cuanto más alta sea la letra en el abecedario, mayor será la calidad del aceite; es decir, un aceite API SM será de mayor calidad que un API SG.

Por su parte, las especificaciones ACEA dividen los lubricantes en cuatro tipos: categoría A, para motores de gasolina de vehículos ligeros; categoría B, para motores diésel de vehículos ligeros; categoría C, para motores de gasolina y diésel con sistemas de postratamiento (con filtro antipartículas, catalizador, AdBlue, etc.) y categoría E para motores diésel de vehículos industriales.

Composición química

Pese a que los motores actuales generalmente utilizan aceites sintéticos, existen aceites de composición mineral, monogrado, multigrado y semisintéticos. El uso de los tres primeros tipos ha quedado prácticamente relegado en la actualidad.

Otras características a tener en cuenta

  • Untuosidad: se trata del tiempo durante el cual el aceite permanece en una superficie sin resbalar ni evaporarse.
  • Punto de ebullición: la temperatura a la que el aceite se hierve y, por lo tanto, se evapora.
  • Punto de combustión: la temperatura a la que el aceite comienza a arder.
  • Punto de carbonización: la temperatura a la que los residuos del aceite pasan a solidificarse.
  • Tolerancia a las cenizas: la capacidad del aceite a diluir las cenizas generadas por la combustión, más conocidas como carbonilla.


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